Los cálculos para creer
El Deportivo está en puestos de descenso a falta de una jornada para finalizar la competición liguera. Dicho de otra manera, el Dépor no depende de sí mismo para permanecer en el fútbol profesional. Suena extraño a la par que complicado, pero es así.
Como en prácticamente todas las situaciones del fútbol, hay motivos para creer. También para ser pesimista, claro está. La permanencia del Dépor, dado las últimas actuaciones del equipo, ha pasado a ser una cuestión de fe. Sí, de creyentes va cosa. A priori, los cálculos son bien sencillos: una victoria herculina y un tropiezo - empate o derrota - de Lugo o Albacete supondría le daría la salvación al conjunto coruñés. Sin embargo, a la práctica todo se antoja mucho más complicado.
Centrémonos en el Deportivo. Su tarea parece realmente difícil. Los de Fernando Vázquez deben ganar a un Fuenlabrada enrachado. Los azulones acumulan ocho partidos sin perder, con tres empates y cinco victorias, las últimas tres de manera consecutiva. Son el mejor equipo tras el parón. De hecho, sumando un solo punto en Riazor los de José Ramón Sandoval certificarían su presencia en el play off de ascenso. Casi nada. A un rival en forma, debemos sumarle un Dépor en depresión. Con la victoria frente al Huesca hace apenas dos semanas, los coruñeses parecían cerrar su permanencia. Nada más lejos de la realidad. Tres derrotas consecutivas ante Málaga, Extremadura y Mirandés han dejado al equipo al borde del abismo.
Los rivales parecen tenerlo algo más fácil. El Lugo recibe al Mirandés, que solo se jugará el honor. Una victoria lucense valdría la permanencia. En caso de empatar, deberían esperar a los resultados de Albacete y Deportivo. Esto es fútbol y todo puede pasar, pero la buena racha del Lugo hace que su salvación sea hoy muy viable. Un poco más difícil lo tendrá el Albacete. Los manchegos visitan el Ramón de Carraza, campo del líder ya ascendido. El Cádiz, en caso de sumar un punto, será campeón de la categoría. A eso se aferra el deportivismo. Un empate entre gaditanos y albacetistas, sumado a la victoria del Dépor, valdría la permanencia.
Ahora mismo, los números son más optimistas que las sensaciones que transmite el equipo. Los últimos tres encuentros han mostrado un equipo agotado, superado por la situación y con muy pocos recursos. Jugadores como Aketxe, Sabin, Gaku o Mollejo parecen sobrepasados por las circunstancias. Otros como Çolak o Beauvue parecen tener la cabeza lejos de A Coruña. En cuanto a Fernando Vázquez, el líder espiritual del grupo, denota una pérdida notable de energia y fe.
El Dépor tiene el precedente histórico al que acogerse en su propia casa. De hecho, en su propio estadio. Ocurrió en la temporada 1987/1988. El conjunto herculino llegaba a la última cita del campeonato con escasas opciones de sellar su permanencia en Segunda División. En aquella, el Dépor debía ganar al Racing y esperar los tropiezos de Hércules y Bilbao Athetic, que jugaban contra Castellón y Xerez, dos equipos asentados a mitad de tabla. Pues ocurrió el ‘milagro’. Los rivales directos no hicieron sus deberes y un gol in extremis de Vicente Celeiro supuso una permanencia histórica. Y digo histórica porque dos temporadas después, ese equipo logró el ascenso a Primera. Y seis años más tarde, ese equipo se quedó a un penalti de ganar su primera Liga.
Lo que tenga que pasar, pasará. Hay motivos para creer y otros tantos para deprimirse. En palabras de Fernando Vázquez: “toca ganar al Fuenlabrada y esperar”.