Un protocolo ¿infalible?

Asisto absolutamente perplejo al dantesco espectáculo que se ha formado con el “final” de la Liga SmartBank 2019-2020. Tras un año complejo en el que ha pasado absolutamente de todo (pandemia mundial incluída) el lunes era el último día. Los últimos 90 minutos que podían certificar de manera definitiva el descalabro de mi equipo, el Deportivo de La Coruña. Un descalabro asumido en diciembre, rebatido tras la pandemia y de nuevo aceptado tras las últimas jornadas del equipo. Pero no definitivo hasta que se jugase esa última jornada.

Cuando vi que se hacían públicos los positivos por Covid-19 en el Fuenlabrada pensé que habría que alargar la agonía deportiva de mi equipo hasta que se solucionase la situación sanitaria del equipo madrileño pero ni en el último y más creativo quizá se me ocurrió la solución que ‘alguien’ tomó suspendiendo única y exclusivamente el partido clave en una jornada unificada para evitar justamente lo que depararía el desarrollo de esos partidos; una adulteración de la competición en la que el Deportivo no pudiera meter presión a sus rivales por el descenso.

Con el fin de los partidos que ‘alguien’ decidió que si debían ser jugados pese a la reticencia de muchos de los jugadores miembros de equipos implicados en la pésima decisión (y que ‘alguien’ se encargó de convencer con presuntas extorsiones) empezó el partido que se viene jugando desde entonces y que cada vez tiene más jugadores implicados.
Primero fueron los equipos que se la jugaban en la jornada 42 (Numancia, Elche, Rayo Vallecano, Albacete, Lugo y por supuesto Deportivo y Fuenlabrada) y los organismos que presuntamente tomaron la decisión de suspender solo el encuentro de Riazor (CSD, LaLiga y RFEF) los que figuraban en “las alineaciones”. Al día siguiente entró en juego el presidente de LaLiga, el Señor Javier Tebas, quién en declaraciones para una televisión (nada de aclarar en una rueda de prensa para todos los medios lo sucedido) dejó claro que ni se volvería a jugar la jornada completa como demandaba el Deportivo de La Coruña ni se plantearía la posibilidad de una liga de 24 equipos, eximiendo de un descenso que se produjo en unas circunstancias de absoluta adulteración de la competición al Deportivo de La Coruña y al Numancia de Soria.

No es el único Tebas que ha entrado en la ecuación desde que comenzase todo este asunto. Su hijo, también llamado Javier Tebas es asesor del Fuenlabrada y esto hizo a Javier Tebas ‘padre’ apartarse de cualquier decisión relacionada el club madrileño debido precisamente a esta situación (sí. quedarse al margen después de ser parte de la suspensión del partido del Deportivo de La Coruña y de dejar en televisión las perlas anteriormente mencionadas) y también en las últimas horas ha saltado a la palestra el hermano del presidente: el prestigioso virólogo Pablo Tebas Medrano, que estuvo también implicado de forma voluntaria en el desarrollo del presuntamente infalible plan sanitario de vuelta del fútbol profesional con el que posteriormente iremos, porque nos queda otro de los grandes protagonistas por presentar: el Club de Fútbol Fuenlabrada. Un equipo que se ha sentido más víctima que nadie por traspasar sus problemas las fronteras de lo deportivo, al encontrarse con varios positivos entre ‘staff’ y cuerpo técnico y plantilla además de sentirse calumniado por la ciudad de A Coruña, personada en su alcaldesa, Inés Rey, que desde el propio lunes no ha cesado en pedir responsabilidades por lo sucedido a todos los niveles. Un Fuenlabrada que presuntamente ha cumplido con todo lo que se le decía desde la propia Liga que debía hacerse y que de algún modo inexplicable ya cuenta entre sus filas con más de diez positivos y un ingresado por Covid-19 (desde aquí mi personal y ferviente deseo de que todos hayan superado pronto este virus que tanto dolor ha repartido a nivel mundial desde diciembre del pasado año). Más de diez positivos en un mismo club es lo que hay sobre la mesa, una situación que el propio Javier Tebas calificó como potencial negligencia si eso pasase en España en una entrevista en la que se le hacía referencia al caso de un club alemán que manifestó un positivo de tres de sus integrantes.

Con las (más que abundantes) palabras de Tebas, un organismo como LaLiga que no ha hecho mucho más que congratularse por lo bien que se ha llevado a cabo el cierre de las competiciones que el confinamiento dejó a medias, una RFEF que ni está ni se la espera y un CSD que se lava las manos y carga las culpas sobre LaLiga y el Fuenlabrada nos encontramos en un escenario grave en lo deportivo, con cinco equipos que se sienten vulnerados en una competición a todas luces adulterada, otros seis equipos que aspiran a ascender a primera división a través de un playoff que no se sabe ni quién disputará ni cuándo ni en qué condiciones de seguridad para los jugadores y un escenario mucho más grave en lo sanitario, con un club que viajó a otra comunidad autónoma a pesar de conocer que existían positivos en su plantilla, que lo hicieron sin llevar a un doctor a bordo (requisito indispensable para presentarse a jugar) y que ahora están confinados en un hotel de cinco estrellas (que ya dice adiós a la posible recaudación de este verano) en una ciudad que ya teme un posible brote que los conduzca inexorablemente a un confinamiento como el que tuvo lugar en Lugo no hace ni un mes.
¿Y quién ha actuado de manera errática? Pues no se sabe, la opinión del que escribe es que quizá fuese un problema del protocolo. Que a lo mejor la hoja de ruta que ha marcado la vuelta del fútbol a nuestras vidas ha dado por hecho algo que socialmente se admite pero que no debería ser así; y es la idea de que los futbolistas están a parte, que no son personas como usted y como yo, que ellos no se contagian salvo que pasen más de 15 minutos en un contacto estrecho a una distancia inferior a 2 metros, a pesar de que usted y yo no podamos abrazar a nuestros seres queridos bajo el riesgo potencial de generarle a ese ser querido una enfermedad potencialmente mortal como es el Covid-19. Yo personalmente no he leído ese protocolo infalible, pero con ganas me quedo. Visto a posteriori me recuerda al Titanic, que era insumergible porque… era insumergible. Quizá aquí ha pasado eso también, porque parece ser que la solución de contingencia en caso de que hubiese un positivo es… bueno, apartarlo, porque no ha pasado 15 minutos a menos de dos metros de sus compañeros. Los besos, abrazos y de más carantoñas que han tenido entre ellos a lo largo de esta vuelta de la competición, que usted y yo tenemos prohibidísimos porque a usted y a mi nos contagian, a ellos no. Porque ellos se hacían PCR’s casi a diario y no podía pasar nada. Hasta que ha pasado, y hay un miembro del Fuenlabrada hospitalizado porque ha pasado. Y desde LaLiga parece que se nos quiere hacer ‘responsables’ a los demás por no preocuparnos por el estado de los jugadores del Fuenlabrada porque aquí cada uno barre su parcela y reclama lo que quiere, pero el doctor del Deportivo, Carlos Lariño ha estado pendiente del club madrileño desde el minuto uno debido a la ausencia de cuerpo médico en la expedición del Fuenlabrada (algo muy responsable y razonable en la situación actual, sin tener en cuenta las repercusiones deportivas que tendría algo así en condiciones normales).

El lunes me preocupaba enormemente el devenir de mi equipo. Ahora mismo yo no sé si jugaremos en segunda con 23 equipos más, si somos equipo de segunda B, si habrá un playoff de ascenso, si el Fuenlabrada cometió algún tipo de negligencia o si quien fue negligente con la competición y con la salud pública fue alguien que se sienta en sillones de más importancia. Lo único que sé y que debe servirnos de lección es que quizá el protocolo que se ha venido siguiendo y que casi consigue salvar la papeleta de mantener el fútbol en medio de una pandemia mundial de no ser por ese último partido de Riazor que está sacando a relucir sus vergüenzas, podría ser el que rija la competición de cara a la temporada que tiene que comenzar… no sé muy bien cuando, y en caso de que así sea, merece ser repasado punto por punto para evitar situaciones como está en un futuro no tan lejano (y algo más frío, ergo favorable para el contagio del virus).