Copiemos el pasado: 1990, año mágico
La última vez que el Dépor encadenó dos temporadas seguidas en la categoría de planta, perdió la promoción en la primera, y ascendió directamente en la segunda. ¿Será el equipo de Anquela capaz de repetir la historia?
Se abre el telón y dejaremos aparcadas nuestras histerias de verano. Sobre todo aquel remate de Pablo Marí a cuarenta centímetros del palo. Una nueva temporada comienza y para muchos este no es el sitio del Dépor, para otros que lo vimos en tierra de nadie en segunda, salvándose de bajar a segunda b en el último segundo, esto no es más que otro paso más, esperemos que el punto de inflexión hacia arriba.
Hace poco más de treinta años el Dépor encadenó dos temporadas consecutivas en segunda división. En realidad llevaba un porrón de años en segunda. Pero centrémonos en las dos últimas, las dos con Arsenio Iglesias en el banquillo.
Corría el año 1989, aquel en el que caería el muro de Berlín y el telón de acero. Más al sur de Europa, y concretamente en un punto del Norte de España ,un equipo en el que dos hermanos, Fran y José Ramón, empezaban a despuntar. Daba la sorpresa y se metía gracias a una última fase de la temporada espectacular en la promoción de ascenso a primera.
Aquel equipo de los Gil, Lasarte, Aspiazu, Raudnei consiguió un meritorio empate en las Islas pero en la vuelta el mal fario y un gol en el minuto 13 de Verde tras rebotar en el palo y después en la espalda de Fernando nos devuelve de nuevo a la desilusión. Esa que tan bien conocemos en Riazor.
Entramos en los 90 y en el equipo aparecen los Uralde, Villa, Stoja, Yosu y en las últimas cinco jornadas un espigado defensor balcánico llamado Miroslav Djuckic. El Dépor después de otra gran racha final consigue ganar al Levante a domicilio en la penúltima jornada por 0 a 2, y plantarse en la última jornada contra su rival directo, el Murcia. Y ahí como diría después Lendoiro se quemó el meigallo. Los goles de Stoja y Villa nos dan ese ascenso que nos llevaron a la gloria. El resto es nuestra historia.
Ojalá esta temporada sea una copia de aquella, y después de una gran decepción y habernos quedado a tan sólo cuarenta centímetros del objetivo, volvamos a construir un gran equipo y llenar de ilusión el corazón de todos los deportivistas que año tras año sufrimos y queremos a este equipo por encima de todo. Sé que no tenemos al gran Arsenio en el banquillo, ni a los magos Fran y José Ramón, ni siquiera parece que vayamos a tener un gran goleador como lo fue Uralde aquel año con 15 goles. Pero hay una cosa que todos tenemos que tener clara , los que salten al Riazor el próximo día 18 vestidos de blanquiazul con rayas horizontales son y serán los nuestros. A nosotros, pase lo que pase, sólo nos queda apoyarlos hasta el final.