HEROICAS

El Capitán Sánchez se sentó en la mesa y miró a su segundo en busca de una respuesta. ¿Qué hemos hecho mal esta vez? Se agarró la cabeza mientras él le contestaba: Nada, míster. Entonces miró atrás y vio a sus heroínas con lágrimas en los ojos pero firmes y valientes y sintió por un momento el significado de aquella palabra tan grande: Honor.

Honor a un escudo, a una ciudad, a un sentimiento. Mientras se preparaban para la batalla el Capitán daba las últimas instrucciones. Sabía que el enemigo era superior, que nunca había perdido una batalla y que además de todo eso estaban en su terreno. Miró al cielo en busca de una respuesta pero no la encontró. Creyó que un sistema más defensivo sería el mejor ataque. Y no se equivocó. Sus mejores baluartes situados en dos líneas de horizontales cubrirían los ataques de las blaugranas que sabía le lloverían por todos lados. En el último eslabón defensivo estaría la gran Sullastres, la última esperanza de la defensa Herculina.

Así la batalla se disputó en cancha propia, sin que los avanzados pudieran prácticamente entrar en filas enemigas, sin hacer daño pero desesperando ante la inmune defensa Coruñesa que se replegaba formando un abanico imbatible. Y cuándo conseguían traspasar estas defensas Sullastres se empleaba a fondo para evitar la derrota.

La solidaridad, el trabajo, dejarse la vida por las demás, hasta la última gota de sudor hizo que el tiempo jugase a favor de ellas. El capitán Manu, desde su puesto de mando introdujo variaciones para apuntalar algunos agujeros defensivos y todo parecía encaminado a una tregua y a que todo se decidiera al azar pero en el último momento, como en una mala película americana, la suerte quiso caer del lado blaugrana. Una penetración, un agujero en nuestras filas, una herida letal. En el último minuto.

Las lágrimas brotaron, al principio de tristeza, de rabia contenida, pero después de orgullo, de honor, de amor a unos colores, incluso las rivales felices por la victoria supieron engrandecer la figura de nuestras Marías Pita.

El capitán Manu se dio la vuelta y se levantó mientras miraba a sus luchadoras a los ojos llenos de lágrimas y empezó a aplaudir, después lo hizo su segundo, el cuerpo técnico y con ellos toda A Coruña, toda Galicia, todo el país futbolístico.

Gracias As Nosas por demostrarnos que el fútbol es algo más que un juego.

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