Zipi y Zape

Tras la expulsión de Gaku pensé: «Si hay algún equipo que puede ganar este partido
ese es el Dépor.»
Y así fue. El de Castrofeito sacó su libreta y sobre todo, su varita mágica, y ese
cincuenta por ciento que decía que le estaba dando la espalda, volvió con él.
El Dépor cambió de sistema, de jugadores, esta vez pensando en el rival, y no era para
menos, el Elche está colocado hábilmente en puestos de promoción, pero para que nos
demos cuenta de lo igualada que es esta categoría, a tan solo nueve puntos del Dépor.
Parece increíble, pero es real, del abismo a la gloria, sólo tres victorias.
Victorias que se nos escaparon en muchas otras ocasiones, pero que Fernando desde su
pizarra supo cocinar, esta vez, muy bien.
Primer acierto, colocar a Alex en el centro de la defensa, ganamos en salida de balón,
pero es que además hace mejores a Montero y a Mujaid, no lo olvidemos, dos chavales
de veinte años. En las bandas unos carrileros a lo Arsenio, Luis Ruiz y Bóveda. Junto a
ellos el omnipresente Uche Agbo, le costó coger la forma, pero ahora mismo se presenta
como la gran esperanza para centrar a este equipo tan acostumbrado a la montaña rusa.
Y con estos ingredientes y el apoyo incansable de Borja Valle, Merino y demás, el
equipo no empezó mal, hasta que volvió el enésimo error individual.
Gaku llega tarde y a la calle. Quizás si esto no hubiera pasado, no hubiéramos ganado
este partido, porque Fernando no hubiera reaccionado como lo hizo en el segundo
tiempo y el guion habría cambiado. Así es el fútbol, por eso nos gusta tanto.
El caso es que la primera parte, quitando la pesadilla llamada Jonathan, el Elche molestó
poco a Dani.
En la segunda llegaron los cambios y al principio el acoso del Elche, que sacó a toda su
artillería, que no es poca, pero atrás teníamos un muro bien plantado y Fernando sacó al
campo a los más listo de la clase, Vallejo y Mollejo, que a lo Zipi y Zape se cocinaron
un gol que puede valer su peso en oro.
A partir de ahí el Elche desesperado, centros al área, siempre cabeceados por Jonathan
pero bien repelidos por Dani. Hasta que la segunda pillería de Mollejo dejó al Elche con
diez, se igualaron las fuerzas, y a partir de ahí estuvo más cerca el cero a dos, que el
empate del Elche.
Final feliz, en San Juan, muchos no olvidamos lo que pasó hace un año, aquella
pesadilla, aquel remate del ahora campeón de la libertadores, seguramente pasarán años
hasta que lo olvidemos, sólo queremos salir de esta pesadilla y el año que viene volver a
ilusionarnos. En el fondo, nos contentamos con muy poco.

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